martes, 28 de septiembre de 2010

Elegía entre rejas



El día amanecía temprano, palpé con mi mano la mesilla de noche tratando de buscar la voz que perdí el día anterior sin mucha fortuna, y decidí que tal vez la voz era prescindible para acudir donde me dirigía.
Picassent se divisaba por sus torres de control, tras un telón de cipreses que escondían una de las realidades mas ignoradas del siglo XXI. Al lado se descubría un campo de golf, un contraste demasiado estruendoso que muestra hasta donde invertimos en el ser humano y hasta donde en ocio. La estructura de cada módulo se parecía en algunas partes de su interior a los de Castellón, era como si el purgatorio tuviera definido incluso su entorno para aquellos que obran mal en alguna ocasión.
La función prosiguió, cantamos, cantaron y les mostramos algún que otro mensaje que les emocionó y como quien pasa por un escaparate, observaron y se marcharon.
Nos agradecieron la visita, algunos manifestaban haberse sentido a gusto en el clima que habíamos creado, otros les había servido de escusa para escaparse un día de su cíclica rutina y algunos nos daban las gracias por "haberlos aguantado unos minutos" como exclamó un interno que con esa frase me llamó la atención.
Había recuperado la voz, pero me percaté que en ocasiones sobra cualquier palabra, simplemente porque la finalidad es acompañar, estar y nada más. Cuando cambiamos la música por el deporte, la respuesta es la misma, es decir, el agradecimiento por el interés mostrado, por haber acudido a ver que era aquello aparentemente oculto al mundo.
El tema es delicado...delicado y sobretodo complicado. Son muchas historias diferentes, realidades distintas y complejas, en definitiva, casos muchas veces incatalogables. No nos compete juzgarlas, pero se entiende que deben pagar una "deuda".Sin embargo, ¿Cuál es la "deuda" que tenemos que pagar nosotros como sociedad?.Realmente somos parte del entorno, nos relacionamos unos con otros y por lo tanto influimos en aquellos que nos rodean. Los que tenemos la fortuna de haber recibido un educación en condiciones y haber crecido en un ambiente plagado de valores, nos estremecemos y no entendemos los actos mas oscuros y atroces del género humano.¿Quien estuvo con ellos para enseñar ciertos valores y costumbres?¿Quien recibe con los brazos abiertos a la gente sin recursos?.Quizás sí tengamos cierta responsabilidad con los internos, ya que su error propio también es el nuestro como sociedad, al fin y al cabo.
Es evidente quien es el actor principal en esto de cargar con la cruz pero mostrar interés por esta realidad, acudir allí, ver, escuchar...es una buena forma, a mi modo de entender, de asumir dicha responsabilidad.
Como reza la frase:"No existen los casos perdidos, solo sociedades con poca paciencia", paciencia necesaria para invertir en algo de un valor incalculable…el ser humano.