domingo, 4 de julio de 2010

El éxito de lo inexistente


Toca hacer balance, mantener en una mano firme el esfuerzo realizado y sopesarlo con los resultados obtenidos. Voluntad y resultados, cara de una misma moneda. A priori resulta complicado decidir en que balanza añadimos mas plomo, y más si entran en conflicto la cabeza y el corazón. Sin embargo no puedo evitar sentir cierta simpatía por los logros de la voluntad por alcanzar nuestras metas.

Son dias difíciles, con cifras difusas en las colas del paro y con futuros inciertos dejados de la mano de cualquier prestidigitador deambulante. También en el campo del saber, se teme por las matriculas de deshonor y por las horas encerradas en frente de un pupitre cómplice y torturador. Parece como si tocara volver a esperar , sin saber que en realidad ya hemos llegado si todavía hoy queremos llegar.

Si la fatal noticia llega, el curso natural hace que tras un tiempo de demora intentemos sobreponernos al “fracaso” pero muchas veces proyectando nuestro futuro a un éxito rotundo, a vernos en un espejo con el birrete y el diploma. Todo sin pasar por el esfuerzo de afrontar una derrota, con estoica resignación, sin valorar, a mi juicio, el potencial de la voluntad.

Tal vez ese sea el primer peldaño en subir, intentarlo de nuevo, desprendernos de las cadenas que tiempo atrás no nos permitían avanzar y que hoy nos siguen atando a sabiendas que hemos crecido lo suficiente para romperlas. Es la voluntad la que nos levantó y nos impulsó a intentarlo y la que omitimos en el discursos de recogida de premios.

Hoy los resultado no son los esperados, y seguramente tampoco los fracasos ,pero siempre queda la esperanza ,si anhelamos aquello por lo que hemos luchado y queremos conseguirlo. No es un consuelo de tontos, es dar valor a un éxito inexistente.

Escribo esto siguiendo el hilo del artículo anterior, porque el optimismo ha de subir a flote cuando realmente se necesita.

Tocan días de dejarse llevar, asimilar la ambigüedad de las circunstancias como parte inherente del caminar… llevando siempre como compañera a la incomprendida voluntad.

2 comentarios:

  1. Yo también creo que la voluntad está infravalorada. Así como creo que los resultados siempre tienen un componente de suerte, de azar, la voluntad no se regala, y cuesta tan poco como una actitud positiva (optimista).
    La estadística dice que haciendo las cosas bien se obtienen mejores resultados, porque como ya dijo alguien una vez: "trabaja duro y bien en la vida y triunfarás; ¿sabes por qué? porque la mayoría trabajan mal"

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  2. En la misma línea que vosotros, yo también creo que las batallas se empiezan a perder desde el momento en el que bajamos los brazos. Se desmorona y nos desmontan la voluntad de seguir acercándonos a la cima en el horizonte. Me quedo con: "asimilar la ambigüedad de las circunstancias como parte inherente del caminar…" lo realmente importante es el camino, lo que nos forja día a día, lo que somos.

    Os dejo esto:


    "Si aprendiéramos de ella, bien, pero no: nos refugiamos en la nostalgia cuando sentimos que nos abandona la esperanza, porque la esperanza exige audacia y la nostalgia no exige nada"

    A ser audaces

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